Hola, hola amistades: Me encuentro aquí
nuevamente con ustedes y la intención es
compartirles una simple forma en la que podemos aprender a ahorrar.
Y digo así: Tenemos, que siempre decimos o
hemos escuchado decir: “de este dinerito voy a ahorrar un poco”; pero, resulta
una mentira, porque al final se lo gastan toditito.
Lo que quiere decir, que muy en el fondo de
cada persona siempre quisieran ahorrar; mas, solo se les queda en intención. Y
es que para lograrlo se necesita más que solo voluntad, una gran fuerza de
voluntad.
Ahora, se sabe también que las personas nos
realizamos a base de pequeñas costumbres: ya sea el aseo personal, el cambiarse
de ropa, tomar el taxi o el bus, etc., es decir, de pequeñas cosas que las
realizamos instintivamente como parte de nuestro diario vivir.
Bueno, tomando este último punto como base,
sería bueno hacer que el ahorro que
siempre queremos realizar; lo volvamos
una costumbre diaria, para que
al final nos de los resultados que esperamos encontrar.
Ya saben que para realizar este proceso de
aprendizaje de ahorro, en primer lugar, deben de tener en mente UNAS VERDADERAS
GANAS DE AHORRAR.
Si realmente tienen ganas de ahorrar,
entonces tendrán la voluntad necesaria para
realizar lo que les voy a decir. Es muy
sencillo:
Cada vez que vayan a encender la luz, o usar
la plancha, prender la cocina, o usar la ducha, el baño, abrir el caño, etc.,
cualquier acción que les demande un gasto ya sea de luz, agua, o gas;
simplemente depositen en una alcancía o cualquier envase que quieran, cierta
cantidad de dinero en monedita, que designen, para su ahorro.
Osea; cada
vez que encienden la luz ponen una moneda, abren el caño, otra moneda, usan el
gas, otra moneda y así sucesivamente. Y no las cuenten, déjenlas ahí. No las
usen.
Deben
de colocar esta alcancía o envase en
cada habitación de la casa o departamento; de esta manera, estarán más cerca
para depositar el dinero y no sea una excusa la lejanía del mismo para no
hacerlo. Existen diferentes modelos que inclusive se mostrarían como bellos
adornos.
También les puede suceder que salieron a la
calle y no subieron al taxi como pensaban sino que se regresaron en bus; pues,
llegando a la casa depositen el dinero que hubieran gastado en el taxi en la
alcancía. Y lo mismo les puede suceder con cualquier otra pequeña acción de
compra que pensaron hacer y no la realizaron. Ejemplo, comprarse una galleta,
un chocolate, una pizza, un sándwich, etc., etc.
Verán que al final habrán cumplido la meta del
ahorro. Y no solo eso, se les hará una costumbre de hacerlo, que después lo
realizarán instintivamente y no les dolerá hacerlo, que sí es más doloroso cuando
sacamos el dinero íntegro para pagar la cuota del mes. Juntarlo poco a poco, no
se siente y por eso no duele.
Puede ser que se les ocurra que por evitarse
de poner la monedita en el envase, no prendan la luz; de esa manera también se
estarían ahorrando la energía eléctrica y les saldrá menos la cuenta a fin de
mes.
La cosa es, que así aprenden a ahorrar en
dinero, o en ahorrar el agua, luz o gas. El asunto es ahorrar.
Ah, me
olvidaba decirles, al final del mes paguen normalmente la luz, agua, gas, etc.
sin tocar lo que tienen ahorrado.
De esta manera, cuando pasen 6, ó 12 meses o más, dispondrán de algún dinero que si no lo invierten les puede sacar de algún
apuro. Si desean mantener lo ahorrado, cada mes lo van depositando en el Banco.
Es algo que empecé hace algún tiempo. Claro,
al comienzo un poco difícil, pero después ya se me hizo más fácil.
Ahora, también lo pueden realizar con la
intención de ahorrar para determinada compra y verán que les va a resultar.
Osea,
tienen un objetivo de compra, diariamente lo van ahorrando como les mencioné
arriba y podrán lograr su compra sin que les duela tanto. Y así sucesivamente
con las diferentes pequeñas o grandes compras que deseen hacer.
Mientras más pequeño el costo de la compra
menos tiempo de ahorro. Mientras mayor sea el costo mayor el tiempo de ahorro. Obvio. Así de fácil amistades
Quería compartirles esta idea, que de alguna
manera, me ha servido de mucho. Y espero les sirva a ustedes también. Bueno,
“el que quiera escuchar que escuche y el que no que aplauda”, así reza un
dicho.
Ahora si ojitos lindos que me leen,
relájense y pestañeen, pestañeen; sí dos veces. Espero que este tema haya sido de su agrado y les sirva de mucho. Muchas
gracias por dedicarme un poco de su tiempo. Nos estaremos encontrando en un
próximo artículo. Cuídense mucho. Chaucito.
Luz para tus ojos,
Virginia.